La gran fortaleza estará en la oración
Los Athletae Christi deben procurar vivir en gracia de Dios, debiendo hacer en el día momentos de silencio que les recuerden la presencia de Dios.
Tanto en la oración como en sus tareas apostólicas, el Athleta Christi ha de vivir unido a Dios. Esta unión alimenta la pureza de intención.
Acudir al Sacramento de la Reconciliación, especialmente si perdieran el estado de gracia.
Han de tener los Athletae Christi en su espacio de vida la Sagrada Biblia con sumo respeto y en lugar preferencial. Que la lectura diaria de la Palabra de Dios sea alimento constante en sus vidas.
Promover y favorecer la devoción a la Divina Misericordia que está completamente orientada a descubrir, agradecer y celebrar la infinita misericordia de Dios revelada en Jesucristo.
En las Fraternidades y lugares de recogimiento procuren tener con filial delicadeza, la imagen de la Virgen, la Natividad y la Epifanía, y consideren el Santo Rosario como el arma de reglamento. Se aconseja que el rezo del Rosario sea una práctica cotidiana para la meditación y contemplación de los misterios de Jesucristo.
Participar en la celebración de la Eucaristía, que es centro de la vida espiritual. A muchos Athletae Christi, por circunstancias de vida, se les dificulta acudir diariamente a la Santa Misa, por lo que se recomienda la práctica de la Liturgia de Horas, precioso momento con Dios por el que se unen a la oración de la Iglesia Universal.
La Fraternidad nos hace hermanos, debe ayudarnos a alcanzar la Santidad.